06 aprile 2008

Ecuador, i travagli di Radio Nacional

Agli esordi della mia carriera di DXer Radio Nacional Espejo, dell'Ecuador, operava leggermente fuori dalla banda dei 60 metri, su 4680 kHz. Che emozione incredibile, quando arrivava in quella fine anni Settanta. Più di 10 anni fa la stazione veniva segnalata su 4880 kHz o poco meno. Poi il definitivo spegnimento. Fino alla fine del 2004 inizio del 2005, quando il governo allora in carica decise di attivare un piano di ammodernamento:

El Gobierno Nacional puso al servicio de la comunidad la Radio Nacional del Estado con transmisiones en frecuencia modulada (FM): en Quito 100.9 y Guayaquil 105.3.
Según la Secretaría de Comunicación del Estado, "la modernización de la radio se complementará en tres fases. La primera arrancó en noviembre del 2004, cuando el Jefe de Estado, mediante decreto ejecutivo, formó una comisión de modernización.
La segunda etapa arrancó ya y comprende la instalación de 20 repetidoras de la señal en FM en el ámbito nacional, y se complementará con el montaje de un sistema de enlace satelital. La tercera abarca la rehabilitación integral de Radio Nacional del Ecuador en amplitud modulada y su incorporación al moderno Sistema Nacional de Radiodifusión".

Quella decisione era stata presa da Lucio Gutiérrez, presidente fino al 2005. Quando una folla inferocita lo inseguì fino all'aeroporto per impedirgli di fuggire all'estero (Gutiérrez fu costretto a ripiegare su una richiesta di asilo politico all'ambasciata del Brasile).
Ma anche l'attuale presidente, Rafael Correa, sembrava seriamente intenzionato a rilanciare l'unica emittente pubblica ecuadoriana, riattivata nuovamente nel novembre scorso. Giudicando dai risultati, scrive però il quotidiano El Comercio, le intenzioni non sembrano così serie. Da tre settimane l'emittente, che un tempo poteva contare su sedici impianti in FM trasmetteva su 100.9 e 600 kHz. Ma uno dei trasmetttori era in prestito nientedimeno che dall'esercito, che lo ha voluto indietro. E Radio Nacional è tornata a tacere.

La Radio Nacional aún no tiene pista para despegar
4/6/2008

Redacción Cultura

Las posibilidades de comunicación masiva que tiene la radio no han quedado fuera del plan mediático del Gobierno. Aunque, a juzgar por cómo la han tratado, así lo pareciera.

La Radio Nacional (revivida de sus cenizas y suprimido su tradicional apellido: Espejo) empezó sus emisiones de prueba el 11 de noviembre del 2007, con una retransmisión de la cadena que el presidente Rafael Correa dio desde la ciudad de Shangai, China.
Desde el 15 de ese mes, la programación de prueba empezó a transmitirse a través de la frecuencia 100.9 FM para Quito y 600 AM para Guayaquil. Lo que se hacía básicamente no era muy diferente de lo que a la sazón transmitía la televisión pública: los debates de la Asamblea.
Sammy de la Torre, director de programación de Radio Nacional, cuenta que en las cerca de 14 horas de programación (entre las 07:00 y las 20:00) “presentábamos, además de los enlaces con la Asamblea, emisiones musicales y programas pregrabados. Había un formato de pequeños avances noticiosos y teníamos un noticiero de 50 minutos al mediodía”.
El radiodifusor habla en pasado porque hace tres semanas que ya no emiten señal. El problema es que tenían un transmisor que pertenecía al Ministerio de Defensa. Los dueños ya hallaron necesidad de él y la radio tuvo que enmudecer. Los dos trabajadores (a más de De la Torre y Omar Bastidas, quienes ejecutaban el trabajo) y la coordinadora de la radio, Raquel Escobar, quedaron a la espera de que algo suceda.
¿Qué sería ese algo? Lo más seguro, si se atiende a las declaraciones de Vinicio Alvarado, secretario general de la Administración y la Comunicación del Gobierno, es que la Radio Nacional se fusione con la televisión en una sola sociedad anónima. Con lo cual, la casa y los terrenos que la radio ha adquirido en Quito pasarían a ser administradas por el mismo Directorio que rige el canal, aunque Alvarado evalúa la posibilidad de un nuevo directorio.
Por lo demás, desde el gobierno de Lucio Gutiérrez, Radio Nacional tenía reservadas y asignadas 22 frecuencias para su funcionamiento en todo el país. Según la Norma Técnica de funcionamiento de radio y televisión del Consejo Nacional de Radio y Televisión (Conartel) hay un plazo de un año luego de la asignación para empezar operaciones. Han pasado más de tres.
Así las cosas, la radiodifusora del Estado sigue callada y esperando. Según indicaron varios funcionarios que pidieron reserva, la semana pasada continuaron las negociaciones para nombrar un gerente de la institución. En primera instancia sonó mucho Carlos Coello, quien finalmente declinó por razones personales.
Hacia el final de la semana empezó en cambio a hablarse de César Farah, aunque no se ha concretado todavía ninguna decisión. Vinicio Alvarado adelantó que ya se ha aprobado un presupuesto de funcionamiento para la radio, de USD 200 000.

Punto de vista
Diego Oquendo Silva. Director de Radio Visión

La radio y su labor histórica

Una radio estatal –bien entendida, bien conducida, bien estructurada– debe cubrir los vacíos de la radio comercial que, precisamente por su condición, tiene limitaciones. Una radio estatal, que se solventa con fondos públicos, debe situarse a la altura de su compromiso histórico y llenar con animación sustantiva las inevitables orfandades de la “competencia”.
¿Un modelo de radio estatal para los ecuatorianos? Deberá partir de la interpretación de nuestra propia realidad y de sus necesidades.



1 commento:

Henrik Klemetz ha detto...

Al contrario de lo que pudiera pensarse, Radio Nacional Espejo nunca fue propiedad del estado.
Los fundadores de la emisora le dieron el nombre de Radio Nacional pero el gobierno no lo aceptó: solo una emisora estatal puede llamarse así, decía el gobierno. Cambiaron entonces el nombre a Radio Nacional Espejo, en homenaje a Eugenio Espejo, personaje cultural del siglo XVIII, considerado como pionero del periodismo quiteño. Esto sucedió a finales de la década de los 1940.
Esto lo relata Alvaro San Félix en su libro Radiodifusión en la mitad del mundo, Quito 1991.